Ficha de Historia Quinto Año Humanística Prof. Alberto Fernández
LA ORGANIZACION DE LOS TRABAJADORES
Y LOS ORIGENES DEL SINDICALISMO
LOS PRIMEROS MOVIMIENTOS OBREROS
Los primeros movimientos obreros se caracterizaban por su forma primitiva de accionar. Sus integrantes tenían muy corta visión de sus objetivos y escasa o ninguna preparación intelectual. Eran movimientos espontáneos, sin organización que surgieron como reacción instintiva frente a los cambios provocados por el maquinismo.
Estos primeros movimientos eran los que destruían máquinas, incendiaban fábricas y asaltaban las casas de los patronos a mediados del siglo XVIII. No tenían ninguna vinculación con los movimientos políticos integrados por intelectuales, aunque sus manifestaciones violentas tenían consecuencias políticas o podían ser usadas con ese fin, como sucedió durante la Revolución Francesa.
Los primeros movimientos obreros surgieron en Inglaterra, primer país donde se desarrolló la industrialización. Los trabajadores industriales espontáneamente se unieron para pedir aumentos de salario y mejores condiciones de trabajo. Pero el Parlamento prohibió, en el año 1800 la creación de sindicatos.
Entonces los trabajadores recurrieron a la creación de sociedades secretas que organizaron huelgas como las de tejedores en Glasgow (1812) y Lancashire (1818). El gobierno inglés respondió aplicando la pena de muerte a los líderes sindicales.
Para los obreros que quedaban desocupados por las nuevas invenciones el enemigo era la máquina y trataban de destruirla. Además los artesanos creían en la posibilidad de volver al sistema de los pequeños talleres y de las corporaciones gremiales que aseguraban la vida de sus integrantes por medio de cuidadosas reglamentaciones. Los destructores de máquinas fueron conocidos con el nombre de “luddismo”, recordando a Ned Ludd quien, según la leyenda, fue un tejedor que había iniciado la destrucción de máquinas. El ludismo fue la táctica usada por centenares de las sociedades obreras secretas y el movimiento alarmó tanto a los propietarios de industrias, que el Parlamento aprobó una ley imponiendo la pena de muerta a quienes asaltaban las fábricas para destruir las máquinas. La ley se aplicó inmediatamente y en enero de 1813 fueron ahorcados dieciocho obreros acusados de ser promotores de la destrucción de máquinas en la localidad de York. Miles fueron deportados a Australia.
Luego de las guerra napoleónicas se produjo en Inglaterra una severa crisis que provocó desocupación masiva y aumento del costo de vida. El luddismo se reanimó a pesar de las penas. También surgieron sociedades obreras que impulsaban la lucha mediante las huelgas y métodos pacíficos. Además, con la participación de sectores de la baja burguesía se organizaron grupos para reclamar el sufragio universal porque hasta ese momento sólo votaban los nobles y los burgueses de las ciudades más antiguas.
Las manifestaciones fueron violentamente reprimidas por el ejército y se suspendió por varios años la ley de habeas corpus. Pero en 1824 el gobierno tuvo que ceder ante las protestas y se permitió la existencia de las sociedades obreras conocidas en Inglaterra como “trade unions”.
En 1834 se fundó la Gran Unión Industrial de Gran Bretaña, especie de sindicato único que trataba de agrupar a todas las organizaciones obreras existentes bajo una misma dirección. Contaba con 800 mil afiliados y establecía como uno de sus objetivos “ el derrumbe del capitalismo a fin de sustituirlo por la cooperación del trabajo entre todos los productores”. Al usar la palabra productores se referían a los trabajadores, por considerar que estos eran en realidad los únicos que “producían”.
La Gran Unión Industrial difundió la huelga como instrumento de lucha para conseguir mejores salarios. Por ejemplo organizó una importante huelga en 1842 que paralizó las industrias de varios distritos ingleses y las minas de carbón de Escocia.
Los dirigentes sindicales fueron nuevamente perseguidos, encarcelados o deportados a Australia.
EL CARTISMO
El cartismo no es un propiamente un movimiento de trabajadores pero las organizaciones obreras inglesas lo apoyaron y alentaron en sus aspiraciones.
El movimiento cartista recogía aspiraciones de la media y baja burguesía y de los trabajadores y se desarrolló en Inglaterra entre 1837 y 1852. El nombre proviene de la Carta de aspiraciones redactada en 1837 y presentada al gobierno. Dicha carta comprendía seis puntos:
1) Instaurar el sufragio universal.
2) Establecer la igualdad entre los distritos electorales (los distritos antiguos elegían diputados al Parlamento pero su población había descendido y algunos distritos incluso habían desaparecido, mientras que los distritos más nuevos, como las ciudades industriales, no elegían ningún diputado).
3) Suprimir la exigencia de tener bienes para poder ser candidato al Parlamento.
4) Elecciones anuales.
5) Voto secreto.
6) Pagarle un sueldo a los diputados que integraban el Parlamento.
Estos reclamos políticos se acompañaban de otros que pedían mejorar las condiciones de trabajo y los salarios de los trabajadores y disminuir la jornada de trabajo a diez horas. Por eso los cartistas decían que su movimiento no era sólo político sino “un asunto de cuchillo y tenedor, de pan y manteca”.
Los dirigentes cartistas no se pusieron de acuerdo acerca de las acciones a realizar, siendo unos partidarios de una insurrección armada y otros de la propaganda sindical y política para lograr la educación progresiva de las masas. Esta división le quitó fuerza pero igual obtuvieron la aprobación de leyes progresistas por parte del Parlamento: la reducción de la jornada de trabajo de los niños y las mujeres, la supresión de los impuestos a los cereales, la libertad de prensa, entre otras.
LA PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORES EN LAS REVOLUCIONES LIBERALES
En las revoluciones de 1830 los trabajadores participaron junto con los sectores de la burguesía en Francia, Bélgica y en los demás países donde se habían producido rebeliones.
En Francia los trabajadores integraban la mayor parte de los manifestantes que formaban las barricadas en las calles durante las tres “jornadas gloriosas” de julio de 1830. Pero una vez obtenida la renuncia del rey y sus sustitución por Luis Felipe de Orleans, la situación de trabajo y salario no mostró cambios con relación al período anterior.
A partir de 1830, con el “rey burgués” gobernando, la industria francesa comenzó a desarrollarse, multiplicándose por ocho la producción y las exportaciones. También aumentó el número de obreros siendo sus condiciones de vida tan malas como la de los obreros ingleses de los comienzos de la industrialización.
Como los asociaciones obreras estaban prohibidas, los trabajadores formaron asociaciones de socorros mutuos que tenían como finalidad reunir fondos para ayudar a los obreros accidentados que no podían trabajar o a sus viudas e hijos. Estas asociaciones desarrollaban la solidaridad entre los trabajadores y les hacía tomar conciencia de su capacidad para organizarse. Fueron el germen de los futuros sindicatos franceses.
Una crisis económica iniciada en 1845 y que se extendió por toda Europa, fue uno de los motivos de las protestas y rebeliones de campesinos y obreros. La perdida de las cosechas de papas había provocado millones de muertos y el desempleo amenazaba de hambre a las ciudades. A esto se le agregó el descontento de algunos de los sectores de la burguesía con la especulación de los banqueros y los grandes comerciantes. La revolución estalló en las calles de París en febrero de 1848. El rey huyó y se creó una república dirigida por un gobierno provisorio. Los trabajadores, recordando lo acontecido en 1830 y con la experiencia de años de luchas, mantuvieron sus propios comites y periódicos, separados de los sectores de la burguesía. A esta altura ya se hacía sentir la influencia de las corrientes socialistas que reclamaban un gobierno a cargo de los trabajadores y la eliminación del capitalismo. En los primeros momentos de la revolución, liberales y socialistas, burgueses y obreros, convivieron en el gobierno provisorio. Se crearon los “talleres nacionales”, un intento de parte del estado de crear fuentes de trabajo, pero hecho de tal manera que fracasó, ya que los trabajos creados no eran productivos y significaban enormes gastos. Por otra parte los sectores liberales moderados controlaron el gobierno y se impusieron. Los talleres nacionales fueron cerrados y los trabajadores, desesperados, iniciaron una revuelta. El gobierno la reprimió, quedando 6 mil obreros muertos, 5 mil deportados a las colonias y 11 mil encarcelados. Ante la represión desatada, la escritora George Sand comentó: “Yo no creo en la existencia de una república que comienza por matar a sus trabajadores”.
LA PRIMERA INTERNACIONAL
En la década posterior a la revolución de 1848 las organizaciones obreras de Europa continental fueron eclipsadas por la represión. En Inglaterra se mantuvieron y fortalecieron formandose sindicatos a nivel a nacional que se agrupaban de acuerdo a su profesión. Los obreros calificados fueron los que formaron sindicatos más fuertes ya que podían descontar mayor cantidad de dinero de su sueldo para destinar a sus asociaciones obreras. En 1868 se realizó un congreso nacional de “trade unions”, que tres años después se transformó en algo permanente. De esta manera se intentaba que los obreros no hicieran reclamos en cada fábrica sino por el conjunto de los obreros de todo el país evitando quedar aislados en sus luchas. De esa manera tenían más respaldo en sus reclamos.
En Francia las asociaciones obreras se reorganizaron a partir de sociedades de socorro mutuo hasta que los sindicatos fueron nuevamente permitidos bajo el gobierno de Napoleón III. En 1864 se permitió ejercer el derecho a la huelga. El movimiento obrero francés estaba más politizado que el inglés existiendo una fuerte lucha ideológica entre las diversas posturas: socialistas, anarquistas, blanquistas, etc.
En el resto de Europa los sindicatos se fuero organizando a medida que se iba extendiendo la industrialización. También en EEUU se formaban asociaciones obreras impulsadas por los inmigrantes europeos que se habían trasladado allí por trabajo o escapando a las persecuciones.
Al observar que los problemas de los obreros (horario excesivo, malas condiciones de trabajo, accidentes laborales, bajos salarios, etc) eran los mismos de un país a otro, y que los empresarios sostenían, como causa para no aumentar los salarios que en otros países los obreros ganaban menos y los productos eran más baratos y competían mejor, los trabajadores decidieron organizarse a nivel internacional.
Los sindicatos ingleses y franceses se pusieron en contacto en Londres en 1861. Representantes de los trabajadores de ambos países crearon una sociedad internacional que los uniese y convocaron a los trabajadores de otros países a que se unieran a ella. Así nació la Asociación Internacional de Trabajadores (conocida como Primera Internacional) el 28 de setiembre de 1864. La Internacional funcionaba en Londres, donde había una mayor tolerancia hacia los movimientos obreros y donde estos ya contaba con una buena organización y fuerte adhesión entre la población. En Londres se encontraban muchos exiliados de otros países que actuaron como delegados de los trabajadores de sus países de origen. Entre ellos se encontraba Carlos Marx, quien redactó los estatutos de esta asociación internacional. En el preámbulo de los estatutos se decía que:
“ ...la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos... los esfuerzo para lograr esa emancipación no han de ser para constituir nuevos privilegios, sino para establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes,... la emancipación de los trabajadores no es un problema únicamente de local o nacional, sino que, al contrario, es un problema que interesa a todas los países...”
A la Asociación Internacional tanto podían adherirse sindicatos, como partidos obreros o individuos. Su organización era precaria. Existía un Consejo General que residía en Londres, y se decidió celebrara congresos anuales para decidir la orientación a darle al movimiento. En cada país se formarían secciones o filiales locales. Se estimuló la formación de organizaciones de trabajadores en aquellos países donde aún no existían y fue así que comenzar a aparecer sindicatos en los países de Europa Oriental y en América del Sur. En ésta última la presencia de inmigrantes del sur de Europa en países como México, Argentina y Uruguay, fue fundamental para la creación de filiales de la Internacional.
a pesar de los puntos en común que tenían los trabajadores representados en la Primera Internacional, fueron frecuentes los enfrentamientos entre las diversas tendencias que se manifestaban en los Congresos. Primero fue el enfrentamiento entre las posturas de Proudhon y sus seguidores contra las de los revolucionarios de Blanqui. Los primeros creían en la paz entre las clases sociales y eran contrarios a la intervención del estado para buscar la solución a los problemas de los obreros. Los blanquistas creían que se debía realizar una revolución violenta y tomar el poder del estado para desde allí realizar los cambios necesarios. Triunfó Proudhon y logró expulsar a los blanquistas de la Internacional.
Más adelante se produjo el enfrentamiento de Marx y Bakunin. Este último opinaba, contrario a Marx, que se debía abolir inmediatamente al estado y no se podía permitir ninguna forma de poder. Marx creía que la acción y opinión de los trabajadores podía difundirse a través de un partido obrero que aprovechara las posibilidades de la lucha política y electoral. Bakunin, anarquista, era contrario a toda acción política legal; creía que se debía hacer una huelga general revolucionaria que llevaría a la insurrección de los trabajadores que luego se organizarían en una federación de comunas.
En los Congresos de 1871 y 1872, en Londres y La Haya, se producen las discusiones más intensas entre ambas posiciones. Finalmente Bakunin y sus seguidores se retiraron de la Internacional. En 1876 la Internacional se disolvió. Las distintas tendencias ideológicas y las posturas nacionalistas de algunas centrales sindicales hicieron fracasar el intento de unificar las fuerzas por encima de las fronteras.
LA SEGUNDA INTERNACIONAL
Tras varios intentos fracasados, en 1889 se logró formar nuevamente la Asociación Internacional de Trabajadores, conocida como Segunda Internacional. En una primera etapa se trató de organizarla como la anterior Internacional. Participaron sindicatos y organizaciones políticas “obreras” o sea partidos que se consideraban representantes de los trabajadores. Participaron anarquistas, marxistas, socialistas moderados, sindicalistas revolucionarios, etc.
Pero a partir del año 1900 se retiran los sectores contrarios a la acción política y a la intervención de partidos obreros en las elecciones (anarquistas, sindicalistas revolucionarios, etc). Desde ese momento hasta la disolución de la Segunda Internacional en 1914, predominaron las tendencias socialistas y sobretodo la marxista. La Segunda Internacional, ya no fue una asociación de trabajadores sino de partidos políticos.
EL PRIMERO DE MAYO
En la década de 1880 los sindicatos obreros norteamericanos reclamaban la jornada de 8 horas de trabajo. El sindicalismo de EEUU estaba fuertemente influenciado por el anarquismo y en 1883 se celebró un congreso anarquista en Pittsburg para organizar las movilizaciones a realizar en procura de obtener la reducción en el horario de trabajo. Se consideraba saludable para el trabajador tener el tiempo suficiente para descansar y disponer de tiempo libre para el ocio o el estudio. Se sostenía que dedicando un tercio del día, 8 horas, al trabajo, era suficiente.
Aunque ninguna ley lo había establecido varias fábricas habían tenido que ceder ante la presión de los trabajadores y habían establecido la jornada máxima de 8 horas. Otras se mantenían firmes en su postura e no reducir el horario de trabajo. Tal el caso de la fábrica de máquinas agrícolas Mac Cormick de la ciudad de Chicago. Por eso los obreros de dicha fábrica decidieron iniciar una huelga el día 1 de mayo de 1886.
El día 3 de mayo los huelguistas realizaron una reunión callejera para dar a conocer sus reclamos. La policía cargó sobre ellos dispersando a los asistentes. Al día siguiente volvió a realizarse la reunión y nuevamente intervino la policía. Fue en ese momento que estalló una bomba arrojada por manos anónimas provocando cuatro muertos y varios heridos. La justicia declaró culpables del atentado a quienes habían organizado el acto, o sea a los dirigentes sindicales, incluso a algunos que ni siquiera estaban presentes en el momento del estallido.
Luego de un prolongado proceso se condenó a los acusados a la pena de muerte, aunque a dos se les conmutó por la pena de prisión perpetua. El 11 de noviembre de 1887 fueron ejecutados Albert Parsons, August Spies, Jorge Engel y Adolfo Fisher. Un quinto, Louis Lingg se había suicidado en prisión. Spies al subir al patíbulo expresó: “ Salud, oh tiempos. Día llegará en que nuestro silencio será más potente y más fuerte que las voces que hoy sofocáis”. Varios años después, por iniciativa del gobernador del estado de Illinois, donde se hizo el juicio, se revió el proceso.
La Segunda Internacional declaró, el 1889, al día 1 de mayo como día de fiesta para los trabajadores, para que estos puedan reunirse y formular sus reivindicaciones.
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