martes, 9 de febrero de 2010

Fichas de Historia Prof. Alberto Fernández

LAS IDEOLOGÍAS EN LA SOCIEDAD INDUSTRIALIZADA:
LIBERALISMO, SOCIALISMO Y ANARQUISMO

Durante el siglo XIX se desarrollaron diversas formas de pensar que trataban de explicar el funcionamiento de la sociedad y proponían formas de gobernar que permitieran una vida más feliz e incluso lograr una sociedad perfecta sin los problemas que se observaban en ese momento. Estudiaremos tres de esas ideologías: el liberalismo, el socialismo y el anarquismo.

EL LIBERALISMO

El liberalismo continuaba y profundizaba las ideas del siglo XVIII conocidas como Nuevas Ideas o Ilustración. Surgió oponiéndose al absolutismo y al mercantilismo. El absolutismo quería que el gobierno de un país estuviera a cargo de un rey con poder absoluto, o sea sin límites. El mercantilismo era una política económica que se había impuesto en el siglo XVII y que proponía que la base de la riqueza de un país fuera la cantidad de oro y plata que este país tuviera. Para obtener esos metales (sino tenía minas propias) debía vender mucho a otros países (exportar) y comprar poco (importar), porque en esa época se pagaban las compras entre países con oro y plata. Para disminuir y evitar las importaciones los mercantilistas querían que el gobierno pusiera impuestos aduaneros altos porque así se aumentaba el precio de los productos importados desde el exterior y nadie los compraría. Por lo tanto los mercantilistas eran partidarios del proteccionismo o sea que el estado interviniera en el comercio protegiendo la producción nacional
Los liberales se oponían tanto al absolutismo como al mercantilismo. Querían que los reyes estuvieran limitados por las leyes que serían hechas por una asamblea o parlamento integrado por representantes de la sociedad. Y no querían que ese gobierno interviniera en el comercio ni en la economía en general, porque creían que existían “leyes naturales” que dirigían la economía y la intervención estatal iba en contra de esas leyes.
Por eso podemos decir que hay un liberalismo en el aspecto político y un liberalismo en lo económico.


































Así como el liberalismo político tiene su origen en las ideas de la Ilustración del siglo XVIII, el liberalismo económico tiene sus raíces en la obra de Adam Smith, economista inglés de ese mismo siglo. Este consideraba a la economía como un fenómeno natural y que por lo tanto tenía leyes naturales a las que debía dejarse actuar libremente, sin la intervención del estado. La idea de que la actividad económica privada debía dejarse libre, coincidía con lo planteado por el liberalismo político acerca de la libertad individual, y no era casualidad. La burguesía, impulsora del liberalismo político, sería la más beneficiada con la libertad económica, ya que ella poseía el control de la economía al ser la propietaria de los medios de producción (fábricas, comercios, tierras, transportes, etc). Por lo tanto podemos decir que el liberalismo expresa las ideas de la burguesía. Esto se ve claramente en el reclamo de la libertad de contrato entre patrones (burgueses) y trabajadores. Partían de la idea de que todos los hombres son iguales, por lo tanto estaban en pie de igualdad para discutir y llegar a un acuerdo; si a un obrero no le servía el salario que le ofrecían podía buscar otro trabajo y lo mismo podía hacer el patrón si sus empleados no le rendían lo que él quería o deseaban contratar personal con un salario más bajo. Los liberales, al plantear esto, olvidaban que si bien el obrero era libre de contratarse o no, su situación económica no le permitía negarse a trabajar aunque el salario fuera bajo. La maquinaria que sustituía mano de obra y el éxodo de campesinos hacia la ciudad buscando trabajo, habían creado un “ejército de desempleados”, una oferta muy grande de trabajadores y si alguien rechazaba un trabajo esperando mejor salario, muchos otros, desesperados por la miseria, lo aceptaban.
EL SOCIALISMO

Los profundos cambios sociales que provocó la revolución industrial llevaron a muchos pensadores a plantearse el porque de esos cambios. Así, de la mano de investigadores como Augusto Comte y Emile Burkheim nació la Sociología. Otros pensadores consideraron que no alcanzaba con estudiar la sociedad, sino que había que modificar aquellos aspectos más negativos como la pobreza y las malas condiciones de trabajo de los obreros. Que hubiera pobres no era una novedad, pero ¿cuál era la diferencia con el pasado? Que ahora había muchos juntos. Antes los pobres eran los campesinos que estaban en los campos o los mendigos de las pocas ciudades grandes; pero a partir del traslado masivo de campesinos a las ciudades y la formación de barrios obreros en los suburbios, se había multiplicado la visión de la gente pobre amontonada.
La aparición en las primeras décadas del siglo XIX de artículos en periódicos donde se planteaba una reforma de la sociedad, un cambio social o una nueva sociedad, llevó a utilizar la palabra socialista para referirse a quienes querían esos cambios.
LOS PRIMEROS SOCIALISTAS. Los primeros socialistas no formaron un grupo o una corriente de pensamiento; eran pensadores independientes uno de otro pero que coincidían en algunos de sus planteos.
Creían que la reforma de la sociedad no podría hacerse individualmente sino en forma colectiva y le daban un importante papel al estado para llevar adelante esos cambios. Por lo tanto rechazaban el estado gendarme de los liberales, porque creían que el estado debe tener un papel activo, intervenir en la economía y en la sociedad para corregir las injusticias. Pero no descartaban que las reformas también podían hacerlas los empresarios, los intelectuales, etc. Por eso intentaban convencer a los dueños de las fábricas para que redujeran las horas de trabajo y mejoraran las condiciones de trabajo de los obreros. Los primeros socialistas ( a los que Carlos Marx llamó utópicos, o sea fantasiosos) creían que los dueños de fábricas y los obreros podían llevarse bien y colaborar.
Creían que el cambio de la sociedad se podía hacer pacíficamente, mediante la educación: cuando alguien hiciera una buena obra y tuviera resultado, los demás lo imitarían. Estaban convencidos que las clases sociales pueden colaborar y que los empresarios abandonarían su afán de lucro y su egoísmo compartiendo sus ganancias con los trabajadores. Bastaba con que se difundieran mediante la propaganda las características de una sociedad mejor, para que todos se unieran para llegar a ella. Describían la sociedad futura como un lugar lleno de armonía y felicidad.
EL SOCIALISMO MARXISTA. Se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX a partir de la investigación y de las publicaciones de dos pensadores de origen alemán: Carlos Marx y Federico Engels. Ellos llamaron a su manera de pensar materialismo dialéctico. Al igual que los liberales creían que existía un orden natural que el hombre podía descubrir. Pero Marx y Engels el universo es basicamente material y todos los comportamientos humanos, en el fondo, tienen una causa material. Las necesidades que el hombre tiene que satisfacer (alimento, abrigo, etc) son las que han motivado al hombre al crear objetos, a pensar y a evolucionar.
Para el marxismo la evolución humana tiene una base económica: son cambios en la economía los que han provocado cambios sociales, políticos y culturales. Por ejemplo con la agricultura el hombre comenzó a darle un valora la tierra, se apoderó de ella y así nació la propiedad privada. Para Marx este es el origen de las clases sociales: los que tenían la propiedad de la tierra hacían trabajar a los que no tenían tierras, dando origen a dos clases: explotadores y explotados. En el transcurso del tiempo los cambios económicos llevaron a diferentes formas de producción hasta llegar a la industrialización. Según Marx se mantenían las dos clases: los explotadores eran la burguesía (propietarios de los medios de producción: fábricas, tierras, medios de transporte, etc) y los explotados los proletarios que trabajaban para poder vivir (“viven de su oferta diaria de trabajo” dice Marx).
Según Marx las diferencias económicas entre las dos clases eran cada vez mayores, concentrándose la riqueza en la burguesía. Esto se debía a lo que Marx llamó “plus valía”.
Según el marxismo el capitalismo iba a entrar en crisis debido a la superproducción de mercaderías. Además se iba a dar una contradicción entre la forma de trabajar, que iba a ser colectiva (muchos trabajadores producían juntos en las fábricas) y la forma de apropiarse de la ganancia que iba a ser individual (por parte del propietario de la fábrica). A medida que el capitalismo avanzara se hacía necesario sustituirlo por otro sistema de producción en que la propiedad de los medios de producir (fábricas, tierras, etc) fuera colectivo o sea de los que trabajaban. Para esto era necesario que los proletarios tomaron el gobierno en sus manos y formaran una dictadura del proletariado (para Marx y Engels todos los gobiernos eran dictaduras, porque imponían las leyes que le servían a la clase dominante). Cuando esto sucediera el gobierno del proletariado eliminaría la propiedad privada de los medios de producción, se los quitaría a la burguesía y pasarían a ser del estado que los trabajaría para beneficio de toda la sociedad, o sea los socializaría (etapa socialista).
Pero ahí no terminaba todo. Al no haber más propiedad privada de los medios de producción, ya no habría diferencias de clases sociales, ya no habría lucha de clases y el estado (que servía para que una clase dominara a la otra) desaparecería. Así se llegaría a una sociedad comunista: la propiedad sería común y cada uno trabajaría de acuerdo a su capacidad y recibiría según su necesidad (etapa comunista).
Como seguramente la burguesía no aceptaría perder la propiedad de sus fuentes de riqueza ni el control del gobierno, el pasaje del capitalismo al socialismo sería a la fuerza, por medio de una revolución.
Marx y Engels creían que la sustitución del capitalismo por el socialismo se iba a hacer primero en los países más avanzados industrialmente y que los obreros llevarían a cambio esa transformación, organizándose para gobernar. Esperaban que la crisis del capitalismo se diera en poco tiempo.
Pero Marx y Engels murieron y ese cambio aún no se había dado. Incluso en algunos países, como Inglaterra, el país más adelantado, los obreros habían comenzado a vivir mejor, se habían aprobado leyes que los favorecían y la posibilidad de una revolución parecía lejana. Esto llevó los seguidores de Marx a tomar diversas posiciones. Unos creyeron que los trabajadores podían lograr mejoras en sus condiciones de vida e incluso llegar a gobernar pacíficamente; a estos se les conocerá con el nombre de social-demócratas. Otros pensadores creían que la mejora de los obreros en algunos lugares de Europa se debía a la explotación de los pueblos no europeos y que el socialismo se iba a dar en los países atrasados, donde había mayor explotación.


EL MARXISMO-LENINISMO. Surge a partir de los agregados o cambios que a las ideas de Marx le hace el pensador ruso Vladimir Ulianovich, más conocido como Lenin, a comienzos del siglo XX. Lenin, partiendo de la idea de Marx de que todo pensamiento debía basarse en la realidad existente, sostenía que la situación histórica había cambiado a raíz del imperialismo: la burguesía de los países más industrializados habían impulsado el imperialismo o expansión colonial para abastecerse de materias primas necesarias para la industria, pero también para colocar productos y de esa manera evitar la superproducción y la desocupación en Europa. Los obreros europeos vivían mejor por lo tanto perdían su espíritu rebelde. En cambio en los territorios colonizados y explotados económicamente, crecía el descontento. Pero como estos territorios carecían de fábricas, los obreros eran pocos. Por eso, según Lenin, los cambios anunciados por Marx (la revolución proletaria y el socialismo) lo llevarían a cabo los obreros junto con los campesinos, que eran la mayoría de la población.
Pero como los campesinos no tenían la formación de los obreros (estos estaban organizados en sindicatos y los campesinos no) era necesario crear un partido político que se encargara de preparar la revolución y luego que esta triunfara se encargaría de gobernar en nombre del proletariado. El partido (que después de la revolución rusa de 1917 sería conocido como Partido Comunista) sería “la vanguardia del proletariado”, o sea se pondría al frente de los trabajadores y los dirigiría para crear la sociedad comunista.





EL ANARQUISMO

A diferencia del marxismo que no veía como negativa la industrialización, los anarquistas rechazaban los cambios que la revolución industrial había provocado y querían volver a una sociedad pre-industrial, más imaginaria que real, donde las personas vivirían en pequeñas comunas independientes.
Los anarquistas se oponían:
1) A la existencia del estado, no querían que hubiera ninguna autoridad que significara límites a la libertad.
2) A la participación en elecciones, no querían formar partidos políticos y presentarse a una votación porque no querían ninguna forma de gobierno.
3) A la existencia de ejércitos, porque creían que alentaba a las guerras y además se usaban para reprimir a los trabajadores.
4) A la idea de Dios, porque creían que la idea de la existencia de un ser superior iba contra la libertad individual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario