Fichas de Historia Prof. Alberto Fernández
LOS GOBIERNOS AUTORITARIOS (1875-1886)
Entre 1875 y 1900 Uruguay tuvo una transformación radical. El Uruguay de 1875 mantenía una economía muy parecida a la época colonial, seguía siendo “pastoril y caudillesco”, exportador de tasajo y cueros, con sólo algunos pocos cambios modernizantes (cría de ovinos). El Uruguay de 1900 será un país incluido en el marco de una economía mundial, cumpliendo el papel de país exportador de productos pecuarios hacia los mercados europeos, con el puerto de Montevideo en plena modernización. El mundo industrial de fines del siglo XIX tenía reservado un lugar dentro de su funcionamiento para América Latina. Los sobrantes de capital y de productos industriales, las necesidades de materias primas y la presión demográfica que caracterizaban a Europa, impulsaron la expansión colonial (imperialismo). En América Latina no existió un dominio territorial de los países europeos, como sucedió en Africa y parte de Asia; pero si un dominio económico, dando a los países latinoamericanos el rol de productores de materia prima y mercados de consumo para los productos industriales y los capitales.
Los cambios no sólo serán económicos. Las transformaciones económicas fueron acompañadas por cambios en el sistema político. La consolidación del poder estatal y la centralización del mismo, la modernización del aparato administrativo del Estado y la estabilidad interna son los rasgos de la evolución política en este período. El estado debía fortalecerse para tranquilizar el país, disciplinarlo, y permitirle cumplir las funciones económicas ya mencionadas, asegurando las inversiones de los capitales extranjeros. Se debía consolidar el modelo agroexportador que era el papel que se había asignado a las economías latinoamericanas.
La sociedad también experimentará grandes cambios. El gaucho será vencido por el alambrado y la modernización del ejército. Oleadas de inmigrantes aportarán nueva gente y costumbres, ayudando a eliminar el excedente de población en Europa y permitiendo la “europeización” de esta región. La industrialización, tenue pero creciente, dará origen al proletariado y Montevideo, la gran ciudad de este pequeño país, se impondrá definitivamente, o sea “la civilización” urbana triunfará sobre la “barbarie” del campo. La educación pública impulsada por la reforma vareliana terminará por imponer el “disciplinamiento” necesario para los cambios económicos.
“Este proceso de adaptación y puesta al día suele denominarse modernización... El país fue parcialmente sustraído de los patrones tradicionales, adaptándose mejor a las exigencias del sistema capitalista liderado por Gran Bretaña. La evolución del país, entonces, se procesó por el estímulo externo y no coincidió necesariamente con las reales necesidades de la sociedad uruguaya. Dicho de otra manera: la modernización hizo del Uruguay una región cada vez más dependiente de los centros mundiales de poder”. ( Enrique Mendez Vives “El Uruguay de la modernización”, tomo 5 de la Historia Uruguaya de EBO)
Todos estos cambios que se producen en el último cuarto del siglo XIX, comienzan a imponerse a través de los gobiernos dirigidos por figuras salidas del ejército (Latorre y Santos), gobiernos autoritarios a los que tradicionalmente se les llama “militarismo” (1875-1886).
1) ANTECEDENTES
En 1875 la situación del Uruguay era el resultado de treinta años de luchas entre blancos y colorados y entre caudillos y doctores, que habían impedido la desmilitarización de la población y habían abortado los intentos de desarrollo económico. Como sucedía en 1830, al comenzar su vida independiente, el poder del gobierno competía con el poder de los caudillos. Estos discutían y se oponían, incluso con las armas, a las decisiones del gobierno que les molestaban. Pero los caudillos también, en más de una ocasión, eran la voz de los “sin voz”, es decir los sectores desplazados del poder político y económico. Por lo tanto era imposible eliminar a los caudillos, porque su existencia respondía a una realidad social y económica.
En ese marco de luchas constantes y gobiernos débiles, la situación económica no era alentadora. La falta de un gobierno estable impidió establecer un modelo de país con continuidad en el tiempo; los escasos proyectos de desarrollo no tuvieron tiempo suficiente para ser aplicados o eran demasiado alejados de la realidad del país. Las crisis fueron una constante en la economía, que dependía mucho de las fluctuaciones económicas internacionales.
Por todo esto, para 1875 algunos sectores socio-económicos se habían cansado de tanta inestabilidad que perjudicaba sus intereses y, temiendo quedar al margen de la reorganización del mundo capitalista, buscaron nuevas soluciones políticas, distintas a las tradicionales: caudillos y doctores.
Concretamente los factores que van a incidir en la creación de los gobiernos autoritarios fueron:
A) La formación de un grupo de presión por parte de los estancieros empresarios para lograr una paz, incluso a la fuerza, para asegurar que sus inversiones fueran rentables. Ese grupo de presión se concretó institucionalmente con la creación de la Asociación Rural del Uruguay. Las revoluciones, las levas forzosas, la requisa de caballos y las matanzas de ganado para alimentar los ejércitos, eran los problemas a los que este grupo quería poner fin.
B) Las consecuencias de la crisis del 68 que había afectado a los comerciantes.Los grandes comerciantes, vinculados a los oristas formaron otro grupo de presión para hacer sentir sus reclamos.
C) La Banca orista, vinculada a los intereses de los bancos europeos quería un gobierno que defendiera el patrón oro y pusiera fin a los intentos de mantener el curso forzoso y de emitir moneda.
Desde 1873 la Asamblea General estaba controlada por los principistas (la elite de los doctores) que apoyaban al gobierno presidido por José Ellauri. Las “cámaras principistas” habían hecho una labor legislativa basada en los principios del liberalismo político, con diversas propuestas referidas a los derechos y libertades de los ciudadanos, pero se les acusaba de falta de efectividad para resolver los problemas económicos.
Al comenzar el año 1875, una serie de episodios políticos violentos terminaron por desprestigiar al gobierno de Ellauri. El 1 de enero se hacían elecciones para elegir al Alcalde Ordinario de Montevideo. La oposición entre principistas y “candomberos” (caudillistas) dio a la elección una importancia mayor de la que el cargo merecía. Previo a la elección hubo varios incidentes y se suspendió el acto electoral para el 10 de enero. Durante la elección volvierona a haber incidentes, resultando numerosos muertos, entre ellos uno de los líderes principistas, Francisco Lavandeira, director del periódico “La Democracia”.
El presidente Ellauri intentó asumir una actitud imparcial frente a los incidentes, culpando a las dos partes. Los principistas lo responsabilizaron a él publicaron un fuerte manifiesto que llevó a la renuncia de los ministros.
El 15 de enero los principales jefes militares de Montevideo, Lorenzo Latorre, Casimiro García, Miguel Navajas, Angel Casalla, Plácido Casariego y Zenon de Tezanos, sacaron sus batallones a la calle y publicaron un manifiesto enjuiciando a Ellauri. Además depositaban su confianza en Pedro Varela para que asumiera el gobierno. Ellauri renunció y se refugió en un barco brasileño.
Cinco días después el principal caudillo blanco, Timoteo Aparicio, aceptó que Pedro Varela fuera presidente y la Asamblea General, sin la presencia de los legisladores principistas que habían dejado de concurrir, designó a Varela como presidente para completar el período de Ellauri.
Una vez afirmado en el poder, Varela inició una campaña represiva contra la oposición principista. En febrero de 1875 detuvo a los principales dirigentes del sector doctoral y los desterró, embarcándolos en la barca “Puig” con rumbo hacia La Habana. Otros opositores que habían logrado huir hacia Buenos Aires, desde esta ciudad organizaron una revolución. Dando al movimiento un contenido político ajeno a las divisas, se escogió como distintivo la bandera tricolor usada en el desembarco de Lavalleja en 1825. La revolución contó también con el apoyo de algunos caudillos (Muniz, Pampillón y Llanes); la dirección del movimiento la tuvo Manuel Herrera y Obes.
Luego de varios enfrentamientos sangrientos la Revolución Tricolor fue derrotada. Las fuerzas del gobierno estaban comandadas por el Coronel Lorenzo Latorre que era el Ministro de Guerra.
A pesar de este triunfo el gobierno de Varela no se mantuvo por mucho tiempo y el propio Latorre provocó su caída. La razón principal fue la solución que Varela intentó para la crisis financiera. Varela buscó el apoyo de Andrés Lamas, amigo del Barón de Mauá. Para hacer frente a la desvalorización de los billetes y para hacer frente a la deuda que dejaba el gobierno anterior, Lamas estableció el curso forzoso e intentó hacer una emisión de más billetes. También intentó crear un Banco Nacional. Estas medidas fueron atacadas por los sectores oristas y se dejaron de lado. La gota que colmó el vaso fue el intento de rehabilitar al Banco Mauá, que se hallaba en quiebra y concederle el privilegio para emitir papel moneda.
En febrero de 1876, Latorre, que continuaba como Ministro de Guerra, publicó una carta contraria al acuerdo del gobierno con el Banco Mauá. Lamas renunció. Finalmente, el 10 de marzo de 1876, el propio presidente Varela también renunció y sed refugió en la embajada de Francia.
El poder estaba en manos del Coronel Latorre.
2) EL GOBIERNO DE LATORRE
EL ASCENSO AL PODER
El día en que se produjo la renuncia de Pedro Varela, encontrándose la Asamblea General en receso, se decidió convocar una reunión de vecinos para considerar la situación y tomar medidas. Por indicación del propio Latorre el Juez de Comercio Andrés Vázquez realizó una reunión en su casa. Los allí reunidos, hombres vinculados al comercio, estancieros y extranjeros con importantes inversiones en el país, resolvieron, según el diario “El Siglo”, que “para salvar el país era necesario que todos los poderes viniesen abajo y desde que el coronel Latorre disponía de la fuerza, él era el que debía asumir el Poder Ejecutivo de la Nación, rodéandose de los hombres más conspicuos de todos los partidos, tirándose de una vez por todas al abismo, los trapos que nos habían perdido...”
En la reunión se resolvió convocar al pueblo para una reunión en la plaza Constitución. Allí se reunieron unas cinco mil personas que marcharon hacia la casa de Latorre, quien los estaba esperando para aceptar la propuesta. Al asumir el cargo de Gobernador Provisorio Latorre expresó cual era su visión de gobierno:
¿QUIEN ERA?
Latorre nació el 28 de julio de 1844 en un hogar de clase media (su padre era funcionario aduanero y comerciante minorista). Después de cursar la primaria trabajó como mandadero en un escritorio y en comercio. En 1863 abandonó su hogar paterno para enrolarse en las fuerzas revolucionarias de Venancio Flores, ascendiendo rápidamente. Participó en la Guerra del Paraguay donde fue herido. De regreso a Montevideo ingresó al Ejército. En 1870 durante las luchas contra la revolución de Timoteo Aparicio ascendió a Teniente Coronel y asumió el comando del Batallón 1º de Cazadores.
El 15 de enero de 1875 fue protagonista principal en el golpe que depuso al presidente Ellauri y su apoyo a Varela fue decisivo para que este llegara al gobierno. El 6 de febrero de ese mismo año fue ascendido a Coronel, máximo grado alcanzado en el escalafón militar pues, posteriormente, rechazó en dos ocasiones el ascenso a general.
Aceptó la presidencia, tras quitarle el apoyo a Varela, con 31 años de edad.
“...Mis opiniones personales son conocidas; y así como me honro de haber sido y ser individualmente colorado, tomando mi parte activa en las batallas que han ensangrentado la república; así también me hago un honor en declarar que mi gobierno prescindirá absolutamente de nuestras discordias anteriores y de todo favoritismo de partido... Quiero inaugurar en mi país el gran partido de la moral pública, de la honradez administrativa, de la libertad en el orden, del respeto a las leyes, y a todos los derechos garantidos por nuestra constitución...Yo no puedo ni me propongo hacer un gobierno ilustrado, pero haré un gobierno honrado y decente”.
Estas palabras iban dirigidas a los sectores conservadores, a las clases privilegiadas, dispuestas a admitir un gobierno de mano dura siempre y cuando protegiera sus intereses. Las garantías constitucionales no se respetaron, la actividad política partidaria se redujo y no siempre se cumplieron con los debidos procesos judiciales para establecer castigos, violándose los derechos individuales. El objetivo que se propuso Latorre era bien claro: consolidar un estado moderno a través de la paz interior y la unificación definitiva del país que terminara con el caudillismo. Latorre estaba convencido que para eso era necesaria “la mano dura”.
Como el mismo lo reconocía, Latorre procedía de la divisa colorada, pero su gobierno no fue un gobierno de divisa y se rodeó de un grupo de colaboradores prescindiendo de sus antecedentes partidarios. Entre ellos se encontraban Eduardo Vázquez (Ministro de Guerra), Ambrosio Velazco (Ministro de Relaciones Exteriores), José María Montero (Ministro de Gobierno), Luis Revuelta y Francisco Javier de Acha.
Hasta marzo de 1879 Latorre gobernó de hecho como Gobernador Provisorio. El 1 de marzo de 1879 fue designado Presidente dando constitucionalidad a su gobierno en el que se mantuvo hasta presentar renuncia el 13 de marzo de 1880.
¿QUIENES APOYABAN A LATORRE?
Es indudable que uno de los apoyos de Latorre fue el ejército. Este había experimentado transformaciones en la última década, como consecuencia de su participación en la Guerra del Paraguay, y en la lucha contra la revolución de Timoteo Aparicio. Había aumentado el número de soldados, se mejoró el nivel profesional, tuvo mejor armamento y, sobretodo, adquirió conciencia de su poder para definir situaciones políticas.
No se trata de los viejos generales, que a su vez eran caudillos, de las épocas anteriores. Los militares que irrumpen en la escena política son oficiales jóvenes de menor graduación, el mayor d elos cuáles, Navajas, tenía 36 años. Surgidos en su mayoría de la clase media habían hecho largos años de cuartel recorriendo el escalafón, formándose en la disciplina militar.
Como no son caudillos su participación en los hechos políticos no es individual sino colectiva, aunque alguno sobrese más que otro (Latorre primero, luego Santos). En los sucesos de enero de 1875 esos oficiales se reúnen, otorgan el mando de las fuerzas a Latorre, pasando por encima de oficiales de más graduación y publican un manifiesto enjuiciando al gobierno de Ellauri. Luego envían una carta a Pedro Varela informándole que ha sido designado por ellos como Gobernador Provisorio.
En febrero de 1876, mientras el gobierno de Varela se desmoronaba en medio de la crisis, los jefes militares se reúnen y firman un documento que se mantuvo en secreto en el que se comprometían a apoyar a Latorre para que continuara como Ministro de Guerra e incluso para apoyarlo como presidente en sustitución de Varela. Algunos jefes de batallones que no apoyaron el documento fueron desplazados de sus cargos tras la caída de Varela.
La presencia del ejército fue importante luego de la renuncia de Latorre en el apoyo al Coronel Máximo Santos para que ejerciera la presidencia y luego de este en el apoyo dado al Coronel Máximo Tajes, con quien se cierra este período.
LOS INGLESES ACONSEJAN
El diplomático inglés Clare Ford fue claro en señalar lo que se esperaba del gobierno uruguayo, y de todos los gobiernos de América Latina, aconsejando: “ Para atraer inmigrantes y el capital superabundante de los países ricos, dos cosas esenciales se precisan: el fiel cumplimiento de los contratos y la perspectiva de una completa seguridad en la vida y en la propiedad, junto con la confianza en la estabilidad de los poderes gubernativos”.
Estaba claro lo que se esperaba de Latorre: pagar las deudas, eliminar cualquier traba a las inversiones extranjeras e imponer el orden. El costo social de esa política, es otra historia.
Otros elementos de apoyo de Latorre fueron la Bolsa de Comercio y la Asociación Rural. La reunión en la que se solicitó a Latorre que se hiciera cargo del gobierno fue convocada por el Juez de Comercio Juan Andrés Vázquez y en ella están presentes los principales comerciantes de Montevideo. El apoyo de la ARU fue también evidente, coincidiendo la obra de Latorre con los reclamos de los estancieros. Francisco Xavier de Acha, encargado d ela redacción de la Revista de la ARU, pasó a ser secretario personal de Latorre.
Por último, es bueno recordar que en el último cuarto del siglo XIX casi toda América Latina tuvo gobiernos “fuertes”, no ya de caudillos, sino protagonizados por los grupos oligárquicos y apoyados por Inglaterra, que era la más interesada en que se impusiera el orden que permitiera funcionar la economía delineada por los centros de poder internacional. Inglaterra también vio con buenos ojos un gobierno fuerte en Uruguay. Desde 1871 estaban suspendidas las relaciones con Inglaterra porque Uruguay no pagaba puntualmente su deuda con los bancos acreedores británicos. Latorre revirtió la situación, poniéndose al día con el pago de la deuda con los acreedores establecidos en Uruguay (muchos de ellos ingleses) y llegó a un acuerdo con los acreedores residentes en Inglaterra. Además se otorgaron enormes privilegios a la empresa inglesa propietaria de los ferrocarriles.
En 1879 Inglaterra reanudó las relaciones diplomáticas con Uruguay.
REALIZACIONES DEL GOBIERNO DE LATORRE
1) Ordenamiento de la campaña.- Era uno de los principales objetivos del gobierno de Latorre. Para eso se requería combinar una serie de instrumentos que aseguraran el derecho de propiedad y la paz interior. La constitución de 1830 había consagrado el derecho de propiedad como inviolable, pero la situación del país y la debilidad de la autoridad había hecho poco efectivo ese derecho. Mientras los poseedores de tierras estuvieron en condiciones de aumentar sus campos no se preocuparon de reclamar el derecho d epropiedad. Pero ya no había más tierras para ocupar y era necesario, para los que las tenían, asegurarse el derecho sobre ellas. Además el sector de estancieros-empresarios, que hacían importantes inversiones, quería asegurarse el pleno goce de sus resultados.
Los instrumentos para ordenar la campaña fueron:
A) El alambramiento. El cerco de los campos con alambrados había comenzado en 1872. Pero a partir de 1876 adquirió un ritmo vertiginoso al quitarse los impuestos a la importación de alambre y de postes de ñandubay. Entre 1872 y 1882 quedó alambrado el 64% de las estancias. Como otros de los cambios en la ganadería, los hacendados del sur y el litoral fueron los primeros en cercar sus propiedades.
IMPORTACIONES DE ALAMBRE (EN KILOS)
1877...............6.646
1878...............6.675
1879.............10.290
1880.............14.127
El alambramiento perseguía fines bien concretos:
- Limitar claramente la propiedad y asegurarla.
- Permitir una explotación más racional del ganado, subdividiendo los campos en potreros que permitieran separar el ganado vacuno del ovino, reservar pasturas, separar los animales para mestizar.
- Impedir que ganados ajenos usaran los campos.
El alambramiento tuvo además otras consecuencias. Favoreció al latifundio porque el gran propietario gastaba menos, proporcionalmente, que el propietario mediano o pequeño. Este resulto perjudicado, sobretodo porque al establecerse la medianería forzosa se encontraba muchas veces incapacitado para pagar su parte (la mitad del alambramiento) y tenía que pedir préstamos con intereses muy altos. Muchas veces perdía la propiedad o la vendía a los grandes propietarios, concentrandose la propiedad de la tierra.
Otra consecuencia fue la desocupación rural. El cercamiento constituyó el primer caso en Uruguay de “desocupación tecnológica”. El alambrado permitía una mayor productividad, o sea que cada trabajador rural rindiera más, por lo tanto se necesitaban menos peonada. Al mismo tiempo tendieron a desaparecer los “agregados” porque, en la zona donde predominaba la estancia moderna (alambrado y con mestización), no había lugar para gente que consumiera sin producir. Al haber mano de obra sobrante los salarios bajaron. La desocupación afectó a una décima parte de la población rural. Los expulsados de las estancias dieron origen a los rancheríos o “pueblos de ratas”
B) La aplicación del Código Rural. Redactado por la Asociación Rural y aprobado sin discusión por las cámaras durante el gobierno de Varela, comenzó a ser aplicado durante el gobierno de Latorre. En 1879 fue reformado: se estableció un castigo más severo (cárcel y no multa) para los que cometieran abigeato (robo de ganado) y se introdujo la medianería forzosa, o sea que el alambramiento de un campo debía ser pagado a medias por los vecinos del estanciero que alambraba. Esto provocó la ruina de aquellos pequeños estancieros que no estaban en condiciones de pagar la mitad del costo del alambrado. Muchos debieron vender sus campos que generalmente fueron comprados por sus poderosos vecinos, aumentando el latifundio.
C) Registros de propiedad y marcas. Para complementar las normas del Código Rural fueron creados los registros que aseguraban la propiedad de tierras y ganados. En 1877 se creó la Oficina General de Marcas y Señales de ganado donde se registraban las marcas de cada hacendado. En 1878 se creó el registro de Propiedades Departamentales y Seccionales que permitió a muchos estancieros consagrar su derecho d epropiedad sobre campos que hasta entonces estaban en litigio.
D) Severa persecución a la delincuencia. Después de asumir el poder Latorre ordenó que varios cuerpos del ejército se distribuyeran por la campaña en apoyo de la policía con el objetivo de eliminar el robo de ganado. Además estableció que los límites departamentales ya no serían fronteras que impidieran a la policía perseguir a los delincuentes. Se intentó profesionalizar a la policía para hacerla más eficaz. Para ello se aseguró el pago de los sueldos policiales por medio de una comisión integrada por estancieros; se exigió a los comisarios saber leer y escribir y se estableció la rotatividad de los comisarios para evitar que las relaciones demasiado prolongadas con los vecinos afectaran su función.
El ejército contó con el nuevo fusil Remington que por un decreto de mayo de 1876 sólo podía ser usado por las tropas del estado. Este armamento tenía mayor alcance y rapidez de tiro por lo que desequilibraba los enfrentamientos en favor del gobierno. Además de que el estado era el único que podía poseerlo, por su costo estaba fuera del alcance de los particulares.
El gobierno utilizó los nuevos medios de comunicación y transporte para imponer su autoridad. Las capitales departamentales quedaron comunicadas por medio del telégrafo, lo que permitía a Latorre enterarse rápidamente de lo que ocurría en el interior y dar las órdenes correspondientes. Incluso hubo un proyecto del gobierno para unir a todas las comisarías con las jefaturas de cada departamento y a estas con Montevideo, pero el elevado costo de la operación impidió su ejecución.
El ferrocarril también servía al gobierno para transportar tropas con rapidez, pero la construcción de las vías férreas era lenta y a pocos lugares llegaba. Para 1880 el Ferrocarril Central llegaba a Durazno cruzando el río Yí sobre un puente de seiscientos metros.
Además del reforzamiento de la policía y del uso de elementos técnicos para imponerse, el gobierno permitió el uso arbitrario de la fuerza, entendiendo que la protección del derecho de propiedad justificaba cualquier exceso. El Ministro de Gobierno, José María Montero, indicaba que “la persecución al criminal y a todo hombre vicioso y perjudicial por sus malos hábitos, se comenzó sin tregua ni consideraciones...” Los delincuentes que no morían durante la captura o al intentar fugarse (la Ley de Fugas permitía disparar a muerte a quienes intentaran escapar y sospechosamente fueron muchos los muertos en esas circunstancias), eran enviados al Taller Nacional. Este, conocido popularmente como “taller de adoquines”, era un lugar donde los detenidos eran sometidos a trabajos forzados.
Domingo Ordoñana elocuentemente dio la opinión de la Asociación Rural sobre los resultados de estas medidas: “Va siendo habitable la campaña, lo que significa que se van resolviendo los problemas de seguridad en la vida y en la sociedad”. El semanario humorístico El Negro Timoteo respondía: “la campaña es habitable...para la gente de sable”.
2) Organización administrativa y judicial.- Hasta ese momento los registros de nacimientos, defunciones y matrimonios se llevaban en los archivos parroquiales, o sea la Iglesia Católica, produciéndose frecuentes irregularidades. El estado no tenía a su cargo los datos sobre la población, cuantos ni quienes nacían o morían. El 11 de febrero de 1879 Latorre aprobó el decreto ley de Registro de Estado Civil. Se crearon cuatro registros: nacimientos, defunciones, matrimonios y legitimaciones. Los cuatro registros serían llevados por los Juzgados de Paz, estableciéndose además que los curas párrocos no efectuarían la inscripción en los libros parroquiales sin que los interesados tuvieran un certificado de inscripción en el registro civil de nacimiento.
La Administración de Justicia también experimentó importantes cambios. Se procedió a sustituir gradualmente a los alcaldes ordinarios por Jueces Letrados Departamentales, buscando una mayor solvencia técnica para resolver los pleitos judiciales. También con el objetivo de técnificar más la aplicación de las leyes y simplificar los procedimientos judiciales se crearon en 1878 los códigos de Procedimiento Civil y de Instrucción Criminal; con ellos se suplantaba una abundante y confusa normativa que venía de la época colonial.
3) Medidas financieras.- El gobierno de Latorre dejó sin efecto el contrato que el gobierno de Varela había hecho con el Banco Mauá. El estado se hizo cargo de los billetes que circulaban sin respaldo en oro, procedió a aceptarlos como pago de impuestos (rescate) y a su eliminación. Así se redujo la circulación de billetes, pero con un alto costo para el estado. El orismo había triunfado. Para confirmar su postura a favor del oro, Latorre lo adoptó como único respaldo monetario, eliminando el bimetalismo.
El gobierno abordó el tema de la deuda y tomó medidas para su pago. Se llegó a un acuerdo con los tenedores de títulos de deuda interna (acreedores radicados dentro del Uruguay), para lo cual se retiraría semanalmente de la Aduana la cuarta parte de lo recaudado por los aranceles. Con respeto a la deuda externa, se reinició su pago.
Para proceder al pago de la deuda el gobierno tomó medidas para reducir el gasto del estado. Redujo jubilaciones, pensiones y sueldos de empleados públicos (las rebajas oscilaban entre el 10 y el 50%), suprimió cargos públicos e incluso eliminó batallones del ejército. Los legisladores redujeron su salario en un 20% y Latorre rebajó su sueldo de $1.500 a $1.000. Esta política de ahorro descargó todo su peso sobre los sectores sociales menos favorecidos. Implicó una redistribución de los ingresos en favor de las clases altas que no estaban sujetas a salarios o jubilaciones.
4) Fomento a las comunicaciones y los transportes.- En este período se comienza a desarrollar con más vigor el ferrocarril y en ese crecimiento tuvieron mucho que ver los privilegios que Latorre otorgó a una compañía inglesa.
La primer iniciativa para instalar un ferrocarril correspondió a Senen Rodríguez, quien obtuvo del gobierno de Venancio Flores, en 1866, el permiso para instalar una vía férrea que uniera Montevideo con Durazno. Una sociedad anónima, la “Compañía del Ferrocarril Central”, integrada por capitales privados uruguayos e ingleses y una parte por el estado, realizó los primeros trabajos, siendo inaugurado el primer tramo en 1869. En 1872, añoen que la vía llegó hasta el río Santa Lucía, la empresa comenzó a dar ganancias; ese mismo año el estado se desprendió de las acciones que tenía en la compañía.
En 1876 la Compañía del ferrocarril Central fue adquirida por una nueva compañía totalmente inglesa, tomando el nombre de “The Central Uruguay Railway Company”. Al año siguiente llegó a un acuerdo con el estado, que le otorgó importantes privilegios para que extendiera sus servicios:
- La empresa no tenía que pagar aranceles por la introducción de materiales para la construcción, uso y consumo del ferrocarril.
- Se le cedía la propiedad de los terrenos de las vías, los depósitos y las estaciones, comprometiéndose ele estado a expropiar todos aquellos inmuebles que fueran necesarios.
- La empresa inglesa podía fijar libremente sus tarifas (boletos y fletes). El estado sólo intervendría cuando las ganancias llegarán a superar el 16% del capital accionario (cosa que nunca ocurriría por una hábil maniobra de la empresa que aumentaba artificialmente el capital para hacer bajar el porcentaje de las ganancias).
-El gobierno se comprometía a subvencionar a la empresa con 25.000 pesos por el término de 10 años. Además se reconocía una dudosa deuda anterior, superior al millón de pesos.
A mediados de 1877 fueron estatizadas las empresas que se encargaban de brindar el servicio de correos. Se creó la Administración Nacional de Correos para brindar ese servicio en todo el país. Junto con el telégrafo y el avance del ferrocarril, el correo era un instrumento para terminar con la regionalización del Uruguay dándole una mayor unidad.
5) Cambios en la enseñanza: reforma vareliana. Por su importancia y sus consecuencias esta realización del período merece una capítulo aparte.
LA REFORMA ESCOLAR DE JOSE PEDRO VARELA
¿Cuál era la situación de la enseñanza escolar antes de la reforma vareliana?
- Era escaso el número de escuelas públicas. Según Varela la enseñanza alcanzaba alrededor de 20 mil niños, quedando al margen 80 mil.
- La organización escolar era deficiente. Si bien existía un Instituto de Instrucción Pública de carácter nacional, en realidad eran las Juntas Económico-administrativas de cada departamento las que se encargaban de las escuelas, prevaleciendo total disparidad de criterios en la solución de los problemas que presentaban.
- Era deficiente la preparación de los maestros. Para ser maestro bastaba con dar un examen en el Instituto de Instrucción Pública. Como los sueldos eran bajos, y cobrados con atraso, pocos se sentían atraídos para ejercer la docencia y las pruebas terminaban adaptandose a las condiciones de los postulantes.
- Existían dificultades edilicias y de equipamiento. El material disponible era mínimo, no existían bibliotecas escolares, el mobiliario era escaso e inadecuado.
- La programación escolar consistía en Doctrina Cristiana y Principios de Moral, Lectura, Reglas fundamentales de Aritmética, Nociones de Gramática, Idea General de la Geografía de la República.
- Los métodos de estudio se basaban en la memorización y se aplicaban severos penitencias que podían llegar al castigo corporal.
VARELA POLÉMICO
Sus antiguos compañeros principistas criticaron a Varela al aceptar un cargo del dictador Latorre. Varela respondió a estas críticas:
“Yo nos soy en mi tierra sino un educacionista. Sé que mi actitud contribuye prestigiar la dictadura, pero sé también que si por este lado hago mal a mi país, por otro lado le hago bien. El prestigio que puedo dar a este gobierno es transitorio. El influjo de la reforma escolar es duradero y profundo. Peso en mi conciencia ambos hechos y no tengo la menor duda de que hago a mi país mucho más bien que mal”.
José Pedro Varela, un jóven intelectual que había viajado por Europa y EEUU, se lanzó a una reforma de la enseñanza en las escuelas aplicando lo que había observado y aprendido en su viaje. En 1868, junto a un grupo de amigos que compartían sus ideas, fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, que fue la institución pionera en los esfuerzos por reformar la educación. Dicha Sociedad fundó una escuela en Montevideo (llamada Escuela Elbio Fernández en homenaje a su primer presidente) y luego otras en el interior, en las que ensayó los cambios que promovía. Fueron renovados los métodos, los programas, el mobiliario y la preparación de los maestros. Se introdujeron nuevos estudios, tales como geografía e historia generales, conocimiento de la Constitución, música, gimnasia y lecciones sobre objetos. Esto último era considerado como la mayor innovación y consistía en hacer observar y describir, en forma metódica, materiales de la naturaleza.
En marzo de 1876 Varela aceptó del gobierno de Latorre el cargo de Director de Instrucción Pública y en junio del mismo año presentó el proyecto de la Ley de Educación Común. El proyecto iba acompañado de un análisis en el cual Varela abordaba la educación como centro fundamental de los problemas sociales y políticos del país. Entendía Varela que los males políticos no se cambiaban sólo por medios políticos sino modificando el conjunto de factores sociales entre los cuales la educación jugaba un papel importante.
El proyecto de Varela comprendía:
a) Una nueva organización administrativa de la enseñanza escolar. Se creaba una Comisión Nacional de Educación, un Inspector Nacional de Educación encargado de supervisar la educación que se impartiría en todo el país y Comisiones Departamentales e Inspectores Departamentales para cada departamento. Preveía también la creación de una curso para preparar a los maestros.
b) Una serie de principios básicos que regirían la enseñanza escolar: universalidad, laicidad, gratuidad y obligatoriedad.
Universalidad: la enseñanza escolar debía tener una extensión lo más amplia posible abarcando a la mayoría de los niños.
ESCUELA PÚBLICA
“ Los que una vez se han encontrado juntos en los bancos de una escuela, en la que eran iguales, a la que concurrían usando el mismo derecho, se acostumbran fácilmente a considerarse iguales, a no reconocer más diferencias que las que resultan de las aptitudes y las virtudes de cada uno, y así, la escuela gratuita es el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática”
José Pedro Varela
Obligatoriedad: no podía quedar librada a la voluntad de los padres la decisión de educar a sus hijos, porque la educación o su falta, no era una cuestión personal o familiar sino social. En la mentalidad de Varela la falta de instrucción tenía consecuencias que afectaban a la sociedad en su conjunto.Los niños no eran responsables, pero sus padres si. La obligatoriedad levantó muchas protestas, ya que por diversas razones había quienes se oponían a la misma. Por ejempo se sostenía que la obligatoriedad era una limitación a los derechos de los padres, ya que en la época la “patria potestad” se concebía como un derecho sin obligaciones.
Gratuidad: estaba unida a la universalidad y obligatoriedad, ya que si era un derecho y una obligación enviar los hijos a la escuela, el estado debía proporcionar los medios para ponerlo en práctica.
Laicidad: se trataba no solamente de que la enseñanza no impartiera un dogma religioso o una creencia filosófica única, sino que fuera racional y científica. Tanto Varela como sus colaboradores estaban influenciados por el positivismo europeo, veían en la ciencia y en el uso de un método científico de investigación el camino para conocer la verdad externa al hombre.
El proyecto de Varela, sometido al estudio de ua comisión, recibió importantes modificaciones y fue sancionado posteriormente por Latorre mediante un decreto ley el 24 de agosto de 1877. Se consagró la gratuidad y la obligatoriedad, no asi la laicidad. Varela había indicado que se podía dar enseñanza religiosa fuera del horario escolar y sin carácter obligatorio. La ley dispuso la obligatoriedad de la enseñanza de la religión católica, excepto para aquellos alumnos que profesoran otras religiones y cuyos padres solicitaran una excepción.
La ley también modificó al propuesta de Varela en cuanto a la descentralización, ya que concentró la administración escolar en una Dirección General de Instrucción Pública que dependía directamente del gobierno y le quitó atribuciones a las comisiones departamentales.
El mismo día que Latorre firmó la Ley de Educación, 24 de agosto de 1877, Latorre designó a Varela Inspector Nacional, cargo que desempeñó hasta su muerte el 24 de octubre de 1879. En ese breve lapso Varela cumplió una intensa labor:
- Se reformaron los programas escolares.
- Se regularizó el magisterio, exigiéndose certificado habilitante para los maestros e impulsando el sistema de concurso para ocupar los cargos en las escuelas.
- Se introdujo el principio de la enseñanza mixta, siendo creadas escuelas en las que se hacía educación conjunta de niñas y varones.
- Se estableció un criterio diferencial para crear escuelas rurales.
LA RENUNCIA DE LATORRE
En varias oportunidades Latorre proyectó la realización de elecciones para regularizar su gobierno de facto., y otras tantas veces se decidió la prorrogra de su actuación como Gobernador Provisorio. Cuando se realizó la convocatoria los partidos se abstuvieron de presentarse.
En diciembre de 1877, luego de supender las elecciones de noviembre por falta de interesados, Latorre designó una comisión para elaborar una ley electoral. La integraban figuras de relieve político como Manuel Herrera y Obes, Juan José de Herrera, Lorenzo Batlle, Francisco Vidal, Juan Jakson, Mateo Magariños Cervantes, etc. El proyecto, que introducía dos modificaciones importantes: voto obligatorio y representación proporcional, no fue aceptado por el gobernante.
En noviembre de 1878 se celebraron elecciones para formar la Asamblea General en las cuales sólo participaron los seguidores de Latorre. El 15 de febrero de 1879 se instaló la nueva Asamblea y ante ella Latorre hizo entrega del poder, quedando como presidente provisorio el presidente del Senado Francisco Vidal. Algunos días después, el 1 de marzo, la Asamblea General se reunió para designar presidente de acuerdo a la constitución, eligiendo a Lorenzo Latorre. De esta forma Latorre inició un nuevo mandato pero ahora cumpliendo con las normas constitucionales.
Pero apenas diez meses después, Latorre pidió licencia y finalmente presentó renuncia en marzo de 1880. Los motivos de la renuncia han sido debatidos por los historiadores.
Según algunos Latorre había cumplido los objetivos que llevaron a los sectores conservadores a apoyarlo y ya no era necesario, por lo que buscaron un retorno a la formalidad constitucional.
Para otros historiadores Latorre no se adaptó a gobernar legalemente. Imposibillitado de gobernar arbitrariamente y sin controles, no supo ejercer el gobierno apegándose a las leyes y decidió renunciar.
Hay quienes sostienen que Latorre presentó renuncia para provocar temor en aquellos sectores que lo habían apoyado para obtener el orden y la seguridad, y obtener un nuevo apoyo incondicional que le devolviera el poder absoluto que tenía en 1876. No debe olvidarse que en 1879 se produjo una crisis financiera que afectó el presupuesto y obligó a tomar médidas drásticas y antipopulares.
Según sus partidarios Latorre se retiraba cansado de la lucha y decepcionado por la falta de colaboración. El diario “La Nación”, oficialista, señalaba como posibles motivos de la renuncia “el cansancio de una lucha si tregua, las decepciones y desencantos experimentados, la indiferencia del elemento sano del país. Los enemigos lo acusan de ambicioso vulgar, de tirano, sin que los propietarios, los coemerciantes y las clases conservadoras formulen una sola protesta contar los que así fomentan las perturbaciones y el desorden”. Pero el mismo diario, algunos meses después durante el gobierno de Santos, explicaba la renuncia de otra manera. Según la nueva interpretación Latorre con su renuncia quizo provocar desorden y la disolución de las cámaras; la renuncia no habría sido otra cosa, según este diario, que una maniobra política destinada a crear un clima de inseguridad que le permitiera a Latorre volver con poderes extraordinarios.
Al renunciar Latorre dirigió un manifiesto en el que indicaba que “deberes de conciencia y de dignidad personal” lo impulsaban a alejarse del gobierno. Dejaba ver cierto desaliento al afirmar que “...nuestro país es un país ingobernable. Con tal convicción, no tengo el valor civil de afrontar por más tiempo la ruda misión que me impuso el voto de la representación nacional.”
3) EL GOBIERNO DE MAXIMO SANTOS
ASCENSO AL PODER
Francisco Vidal fue desigando por la Asamblea General para completar el período legal de la presidencia que se extendía hasta marzo de 1883. Vidal no tenía peso político significativo y durante un mes se habló de la posibilidad de que Latorre regresara al gobierno. La situación la definió nuevamente el ejército cuando el Coronel Máximo Santos apoyó al gobierno de Vidal. Este le retribuyó designándolo Ministro de Guerra.
El 28 febrero de 1882 Vidal presentó renuncia, un año antes de completar el período presidencial que le hubiera correspondido a Latorre si este no hubiera renunciado. Al día siguiente la Asamblea General designó al nuevo presidente: Máximo Santos.
Su gobierno se diferencia del Latorre en varios aspectos. Dejando la austeridad de su antecesor militar, Santos rodeó su persona de fastuosidad y pompa. Por ley de julio de 1882 se introdujo la banda presidencial que el presidente lucía como símbolo de autoridad. El lujo y la fastuosidad también se apoderaron del ejército; sus ropas y sus desfiles fueron una clara muestra de ello. Otra diferencia con Latorre la da la búsqueda de apoyo en un partido. Santos buscó el apoyo de la divisa colorada rodeándose de figuras políticas procedentes de ese sector; además glorificó los hechos históricos de esa divisa, como el gobierno de la Defensa, el episodio de Quinteros y la revolución de Flores. En 1884 el Partido Colorado proclamó a Santos jefe del partido.
LA OPOSICION A SANTOS
El gobierno de Santos tuvo que hacer frente a una oposición que no tuvo Latorre. El descontento se manifestó a través de los integrantes del Partido Nacional, de los colorados liberales y de los jóvenes universitarios que recién se incorporaban a la vida política.
El Partido Nacional juntaba a los principistas blancos que trataban de dar unidad a los integrantes de esa divisa, uniendo al principismo (el sector doctoral) con las tradiciones blancas vinculadas al caudillismo. Tomó como base el programa formulado en 1872 por el Club Nacional y su principal órgano de prensa era “La Democracia”.
Por su parte los colorados que estaban en desacuerdo con Santos formaron el Partido Colorado Liberal dirigido por Julio Herrera y Obes, Lorenzo Batlle y Pedro Bustamante, entre otros. Al igual que el Partido Nacional se trataba de principistas que intentaban unificarse con los tradicionalistas.
Los principistas que rechazaban cualquier vinculación con los caudillos y con las divisas, se agruparon en el Partido Constitucional, organizado en 1881. Sus principales figuras eran José Pedro Ramírez, Carlos María Ramírez y Aureliano Rodríguez Larreta.
La oposición intentó una revolución contra Santos cuando estaba terminando su mandato. En realidad Santos venía preparando el terreno para continuar en el gobierno como veremos más adelante. La revolución, conocida como Revolución del Quebracho, se organizó desde territorio argentino. Los jefes de la rebelión habían previsto que una vez establecidos en territorio uruguayo organizarían un gobierno provisorio integrado con figuras pertenecientes al Partido Nacional, al Partido Colorado Liberal y al partido Constitucional. En filas revolucionarias se encontraban algunas figuras jóvenes que más adelante (ya en el siglo XX) ocuparon la presidencia: José Batlle y Ordóñez, Claudio Williman y Juan Campisteguy.
La dificultad para conseguir caballos, las discrepancias entre los jefes y la inadecuada táctica militar llevaron al fracaso de los rebeldes. El 31 de marzo de 1886 en Puntas de Soto tuvo lugar la batalla decisiva con el triunfo de las fuerzas del gobierno dirigidas por el General Máximo Tajes.
UNA REELECCIÓN DISFRAZADA
En 1886 finalizaba el mandato constitucional de Santos; antes de abandonar la presidencia fue preparando su regreso. Para lograrlo había que burlar la prohibición constitucional de reelección de los presidentes.
Dos leyes prepararon el terreno. Una ley de marzo de 1885 interpretaba los artículos 25 y 31 de la constitución (que prohibían ocupar cargos parlamentarios a los militares) estableciendo que la prohibición no comprendía a los militares con grado de general, siempre que no se hallasen al mando de tropas.
Otra ley, de diciembre de 1885, creaba el departamento de Flores con territorios pertenecientes a San José. Era necesario elegir un senador para representar al nuevo departamento. Santos renuncio a la presidencia antes de terminar su mandato y se postuló senador por el departamento de Flores obteniendo la designación. Ingresó a la Cámara de Senadores que los designó presidente de la misma.
Mientras tanto la Asamblea General había designado como presidente a Francisco Vidal el 1 de marzo de 1886. El 24 de mayo de ese mismo año Vidal presentó renuncia. De acuerdo a la constitución quien quedaba a cargo d ela presidencia en caso de renuncia del presidente, era la persona que ocupara la presidencia del Senado. De esta manera Santos volvió a colocarse la banda presidencial.
Pero la situación no era totalmente favorable hacia Santos. Algunos de sus seguidores se habían sumando a la oposición que se volvía más crítica y violenta. El 17 d agosto de 1825 Santos sufrió un atentado obra del subteniente Ortiz. El presidente salvó su vida pero el atentado fue un toque de atención. Poco después renunciaron dos de sus más importantes colaboradores Manuel Herrera y Obes y José Ladislao Terra, desconformes con un proyecto para censurar la prensa. Molestaba a Santos la abundante propaganda opositora y en tal sentido intentó acallar a la prensa (la “ley mordaza”)
Al hacerse difícil la situación Santos buscó una salida recurriendo a la colaboración de personalidades de la oposición; le ofreció el Ministerio de Gobierno a José P. Ramírez, dirigente del Partido Constitucional. Ramírez contestó a Santos condicionando su aceptación a diversas bases: libertad de prensa, elección de un nuevo presidente en marzo de 1887 y no reelección de Santos, prohibición de levas forzosas, cambios en el personal policial y reincorporación al ejército de oficiales opositores. Santos aceptó constituyendose el 4 de noviembre de 1886 el llamado “ministerio de conciliación”, integrado por figuras de la oposición: José P. Ramírez, Juan Carlos Blanco y Aureliano Rodríguez Larreta. Pocos días después, el 18 de noviembre de 1886, Santos renunció a la presidencia.
Había culminado el régimen de Santos y con él el régimen militarista o autoritario, ya que las clases altas intelectualizadas, dominadas por el pensamiento liberal, veían con buenos ojos que el poder del estado volviera a manos civiles, o sea a ellos mismos. Para eso se buscó un gobernante de transición en la figura del General Máximo Tajes.
4) CONCLUSION
“... Yo me impuse a la Nación y la obligué, a pesar suyo, a que se salvara de la ruina. Y el país se salvó. Yo moralicé. Fue necesario abusar alguna vez, si Ud. quiere, para librar al país de bandoleros. Rebajé los impuestos, decreté los códigos, civil, de comercio, y de procedimientos. Hice alambrar la república entera. Decreté el patrón de la moneda. Reduje los impuestos de aduana. Levanté la Escuela de Artes y Oficios. Establecí el Registro Civil. Hice obligatoria la enseñanza del idioma nacional en las escuelas. Conseguí que en las juntas de campaña no se robara, como se robaba antes, y como se roba ahora, el producto de los impuestos locales. Con mi sola firme introduje reformas que las cámaras hubieran tardado años en estudiar, en discutir y en aprobar o rechazar. Y dejé allí algo que está a la vista de todos y que, quiérase o no se quiera, hará que mi nombre, querido o execrado, no pueda olvidarse, porque está vinculado a muchas de las grandes conquistas de la civilización aseguradas para el pueblo oriental”.
(fragmento de un reportaje a Lorenzo Latorre en 1895, citado en “La organización del estado” de Alfredo Traversoni)
“Acaba de morir el tirano más horriblemente cruel que ha tenido la República en los últimos tiempos: Latorre. Un cuarto se siglo de desgracias y de corrupción debemos a su carácter sanguinario y a su desprecio por todo lo noble y respetable... Como atenuación de sus crímenes suele decirse que Latorre garantizó la propiedad en la campaña, que implantó el sistema de educación de José Pedro Varela, que hizo algunas obras públicas y que regularizó algo la Hacienda. Es verdad. Esto no le impedía saciar sus espantosos instintos!”
( diario “El Día”, 19 de enero de 1916)
“ En 1871, en plena guerra civil, los grandes terratenientes fundaron la Asociación Rural con el principal cometido de lograr un gobierno que garantizara el sosiego y el derecho de propiedad a toda costa, aún al precio de otro orden, el constitucional. Recibieron el apoyo de la clase alta urbana cuando en 1875 el gobierno suspendió el pago d ela deuda pública y quiso implantar el papel moneda atacando así al alto comercio poseedor del oro y a los acreedores británicos. Todas las clases altas se sintieron amenazadas...
Las clases altas y el Imperio Británico, hartos ya de la ‘anarquía’ pusieron sus gritos en el cielo y sus esperanzas en el ejército y en el Coronel Lorenzo Latorre. El líder rural Domingo Ordoñana señaló que ‘los pueblos en situaciones extremas suelen darse gobiernos especiales cuando se convencen que la suavidad alienta el abuso’.
Las administraciones de Lorenzo latorre y Máximo Santos, más la del primero que la del segundo, se convirtieron en esos añorados ‘gobiernos especiales’...
Los logros del régimen militarista fueron decisivos para la construcción de un poder coactivo incontrastable. El fusil Remington primero, la ametralladora y el cañón Krupp después, el telégrafo y los ferrocarriles, al tecnificar la guerra y elevar el costo de las campañas militares, operaron siempre a favor del estado. El poder regional de los caudillos recibió un golpe casi mortal.
También fue modernizado el aparato administrativo y jurídico, reorganizando el servicio de correos, sustituidos los alcaldes por Jueces Letrados departamentales, promulgados los Códigos de Procedimiento Civil, Instrucción Criminal y el Rural. Este último y el Registro de Embargos tendieron a asegurar la propiedad en su concepción burguesa.
Ahora si podía desarrollarse en relativa paz la tecnificación agropecuaria y la racionalización de la explotación ganadera que permitieran pasar de la estancia cimarrona a la empresarial basada en criterios capitalistas...
El realismo del régimen militar latorrista, el deseo del ala “progresista” de la clase alta rural de tener un personal capacitado, y el positivismo filosófico que empezaba a penetrar en la elite intelectual, hicieron posible la aprobación del decreto ley de Educación Común obra de José Pedro Varela. El apoyo sostenido que los gobiernos sucesivos le brindaron de allí en adelante, hizo mucho por elevar el nivel cultural y la conciencia cívica de la población, rasgos que se acentuarían en el siglo XX conformando una característica específica de la población uruguaya.
La burguesía mercantil de origen extranjero y la clase alta rural, que no sentían los principios liberales con la misma fuerza que el antiguo grupo dirigente patricio, apoyaron y se sirvieron del régimen militar. El restablecimiento del patrón oro, la reanudación del pago de la deuda pública, las garantías a los inversores británicos y a la propiedad rural, la constitución de un estado por fin moderno y poderoso que pudiera imponerse a la anarquía caudillista, todo ello fue una obra que al mismo tiempo que las benefició, dio al estado una fuerza y un espacio propios cada vez más amplios”
(tomado de “El problema nacional y el Estado: un marco histórico” de José P. Barrán y Benjamín Nahum)
BIBLIOGRAFIA
“El Uruguay de la modernización” de Enrique Mendez Vives (tomo 5 de la Hist. Uruguaya de Editorial Banda Oriental)
“La organización del Estado” de Alfredo Traversoni y Herminia Feo (Cuadernos de estudio, Nº 12 de Editorial Kapelusz)
“El Uruguay a fines del siglo XIX” de Alfredo Traversoni e Hilda Molina (Cuadernos de estudio, Nº 13 de Editorial Kapelusz)
“La tiza y el sable” de Enrique Mendez Vives, Editorial Fin de Siglo.
“El problema nacional y el estado: un marco histórico” de José P. Barrán y Benjamín Nahum, Fundación de Cultura Universitaria.
“Crónica General del Uruguay”, tomo III, de W. Reyes Abadie y A. Vázquez Romero.
“La economía del Uruguay en el siglo XIX” de W, Reyes Abadie y José C. Williman, Edit. Nuestra Tierra.
“Latorre, la forja del estado” de W. Reyes Abadie, Edit. Banda Oriental.
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